Ubiquémonos: Año 1976. El rock progresivo ya empezaba a aburrir con sus pomposas propuestas, Led Zepelin (y sus imitadores) estaba a punto de claudicar ante los nuevos sonidos que se avecinaban, y en las discotecas, para los más travoltas, se vivía una época dorada con la música disco. En España mejor ni pensar… Los jóvenes, sin embargo, necesitaban algo nuevo, que les divirtiera y a la vez les hiciera vibrar sin aburridas sinfonías de 25 minutos. Necesitaban píldoras de rock energético instantáneas, de no más de dos minutos, fáciles de asimilar y que pudieran bailar sin normas preestablecidas. No era necesario saber tocar bien (tres acordes eran suficientes), solamente había que tener ganas de hacerlo.
Señoras y señores, con ustedes... ¡Los Ramones!
El rock lo habían creado los jóvenes y volvía a tener juventud. Acababa de nacer el Punk.
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