
No tengo claro ni el día ni el año, pero recuerdo haber visto esta película-documental en televisión, cuando los vídeos domésticos aun eran ciencia ficción para la mayoría de las familias (al menos para la mía). Ni corto ni perezoso, armado con una grabadora portátil monoaural y micrófono en mano, estuve grabando todos y cada uno de los sonidos se salieron aquella noche por el altavoz de la televisión de mis padres, que por cierto, aun no gozaba de los privilegios del color. Esa cinta, con una calidad espantosa, estuvo sonando durante años en aquel radiocassete portatil, que nos acompañaba a mis hermanos y a mi a todas partes.